miércoles, 4 de marzo de 2009

El Café-tertulia: una experiencia para los sentidos.



Marcar un nuevo rumbo en nuestras relaciones con las familias, ha sido un reto para nuestra pequeña Escuela Infantil, consideramos que la relación entre la familia y la escuela, los principales agentes de socialización del niño/a, ha de ser un importante punto dentro de nuestra programación anual, con esta idea, surge "el café-tertulia", un punto de encuentro para comunicarnos delante de un café, sin pretender dar lecciones, ni recetas, sólo para hablar y comentar lo que cada uno necesite, sin sentirse juzgados o presionados por el medio escolar.

Pero empecemos por el principio, retrocedamos hasta septiembre y hagamos un poco de historia, la idea fundamental era: acercar a las familias, a la Escuela Infantil; para ello creamos una "comisión de familias", un grupo de profesionales que dedicarían parte de su trabajo a relacionarse activamente con las mamás y los papás del centro, aquí surge la idea de crear una "Escuela de padres", pero no pretendíamos que la orientadora del centro diera una charla aburrida y retórica, sobre los beneficios de una educación sostenida en valores o cualquier teoría contemporánea, pretendíamos charlar, y sobre temas que interesasen a la mayor parte de los padres, a través de la comisión de familias, pedimos su opinión, que nos lanzaran propuestas, y la más votado fue: Normas y límites, este es el punto de partida.

Rápidamente el equipo educativo se puso en marcha, buscamos información, bibliografía, páginas de Internet, llegamos a acuerdos entre nosotros/as sobre el tema, y decidimos crear un ambiente favorable para tratar de dialogar, ¿qué mejor manera de comunicarnos que delante de un café, una pastas y un agradable lugar para dialogar?.


Todo empieza con una animada presentación y una parodia humorística sobre el tema, para relajar el ambiente, con el fin de que las familias se sintieran como en el salón de un hotel, y pudieran expresarse sin temores, sin sentir vergüenza, y arropados por la idea de que nadie les juzgaba, sólo pretendíamos llegar a entendernos.





Pronto empezó la charla, cada uno de nosotros dábamos nuestra opinión, y alguien, un portavoz de la mesa, recogía por escrito las ideas que surgían, mientras se servían los cafés y las pastas desaparecían entre risas, confesiones y multitud de ideas, el tiempo corría y se hacía muy corto, y llegó el momento de recoger las conclusiones.






La orientadora, acompañada de la directora, recogían las ideas de las mesas, y las "vaciaban" en una pizarra que en aquel momento nos parecía mágica, llegarón las conclusiones, ¿qué es una norma?, ¿cuándo ponerla?, ¿Cómo ponerla?, todas las dudas se planteaban, y se daban respuestas.






Las familias quedaron encantadas, dándonos las gracias y animándonos a repetir la experiencia, que para ellos y ellas, fué rica en sensaciones: olores agradables, sabores deliciosos, ambiente cálido y acogedor, imágenes llenas de humor y reflexiones que recordarán y aplicarán en la educación de sus hijos e hijas.

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