Marcar un nuevo rumbo en nuestras relaciones con las familias, ha sido un reto para nuestra pequeña Escuela Infantil, consideramos que la relación entre la familia y la escuela, los principales agentes de socialización del niño/a, ha de ser un importante punto dentro de nuestra programación anual, con esta idea, surge "el café-tertulia", un punto de encuentro para comunicarnos delante de un café, sin pretender dar lecciones, ni recetas, sólo para hablar y comentar lo que cada uno necesite, sin sentirse juzgados o presionados por el medio escolar.
Pero empecemos por el principio, retrocedamos hasta septiembre y hagamos un poco de historia, la idea fundamental era: acercar a las familias, a la Escuela Infantil; para ello creamos una "comisión de familias", un grupo de profesionales que dedicarían parte de su trabajo a relacionarse activamente con las mamás y los papás del centro, aquí surge la idea de crear una "Escuela de padres", pero no pretendíamos que la orientadora del centro diera una charla aburrida y retórica, sobre los beneficios de una educación sostenida en valores o cualquier teoría contemporánea, pretendíamos charlar, y sobre temas que interesasen a la mayor parte de los padres, a través de la comisión de familias, pedimos su opinión, que nos lanzaran propuestas, y la más votado fue: Normas y límites, este es el punto de partida.
Rápidamente el equipo educativo se puso en marcha, buscamos información, bibliografía, páginas de Internet, llegamos a acuerdos entre nosotros/as sobre el tema, y decidimos crear un ambiente favorable para tratar de dialogar, ¿qué mejor manera de comunicarnos que delante de un café, una pastas y un agradable lugar para dialogar?.
Todo empieza con una animada presentación y una parodia humorística sobre el tema, para relajar el ambiente, con el fin de que las familias se sintieran como en el salón de un hotel, y pudieran expresarse sin temores, sin sentir vergüenza, y arropados por la idea de que nadie les juzgaba, sólo pretendíamos llegar a entendernos.
Pronto empezó la charla, cada uno de nosotros dábamos nuestra opinión, y alguien, un portavoz de la mesa, recogía por escrito las ideas que surgían, mientras se servían los cafés y las pastas desaparecían entre risas, confesiones y multitud de ideas, el tiempo corría y se hacía muy corto, y llegó el momento de recoger las conclusiones.
La orientadora, acompañada de la directora, recogían las ideas de las mesas, y las "vaciaban" en una pizarra que en aquel momento nos parecía mágica, llegarón las conclusiones, ¿qué es una norma?, ¿cuándo ponerla?, ¿Cómo ponerla?, todas las dudas se planteaban, y se daban respuestas.
Las familias quedaron encantadas, dándonos las gracias y animándonos a repetir la experiencia, que para ellos y ellas, fué rica en sensaciones: olores agradables, sabores deliciosos, ambiente cálido y acogedor, imágenes llenas de humor y reflexiones que recordarán y aplicarán en la educación de sus hijos e hijas.
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